HIJOS DE LA TIERRA

HIJOS DE LA TIERRA

La saga de libros «Hijos de la tierra» me inició sin apenas darme cuenta, en el conocimiento de la mente somática, más comúnmente conocida como Cuerpo.

Hijos de la tierra es el nombre de una colección de 6 libros, ​escrita por la novelista estadounidense Jean Marie Auel, los hechos de la historia ocurren en Europa en el Paleolítico, a mediados del último periodo glacial. En esta época en Europa convivieron dos especies humanas: Los homo Sapiens y los Homo neanderthalensis y en la narración, se deja ver como los cromañones desplazan poco a poco a los neandertales, que se dirigen hacia la extinción, al no poder competir con este nuevo hombre más avanzado.

La protagonista de la serie es una mujer cromañón llamada Ayla, que siendo niña ​pierde a su familia en un terremoto y es encontrada y criada por neandertales, es decir hombres un grado evolutivo inferior a ella.

Tras vivir años y aventuras en este clan de Neandertales, finalmente es expulsada del clan por diferencias, la expulsión era el castigo que antiguamente significaba condenar a muerte, porque si no estabas en grupo morías.

Ayla encuentra a más cromañones como ella, y la enseñan a hablar ya que los neandertales, con los que vivió Ayla, no eran capaces. Cuando aprende a hablar, les narra lo que ha vivido con estos hombres mas primitivos, y no pueden creerlo ya que ellos pensaban que eran animales porque no hablaban. Ayla, les expone, que no eran animales, y que si que hablaban, pero que lo hacían con el cuerpo, con miradas, con expresión corporal, esto de nuestros antepasados está grabado en nuestros genes.

Es necesario es que unamos cuerpo y mente, ¿sabes por qué te digo esto?

Porque la mente para pensar, se separa del cuerpo, y gracias a esta mente podemos relacionar datos, imaginar el futuro, y es así que nos pasamos todo el día pensando en temas imaginarios y creamos expectativas imaginarias, que no se cumplen y nos desilusionamos, y esto sucede porque son imaginarias y no realistas.

Vivimos intentando presionar a la realidad para que cumpla todos los caprichos de la mente, sin contar con la experiencia del cuerpo que es el que aporta la experiencia íntimamente ligada a la realidad, ya que una de sus virtudes es vivir en el momento presente, para el cuerpo no existe ni el pasado ni el futuro.

Gracias a que el cuerpo vive en el momento presente si lo incluimos en nuestras sesiones, podemos trabajar conflictos que sucedieron en el pasado ahora mismo, en el presente en la sesión.

Beatriz Gomáriz

«Mente, cuerpo y Coaching»