Vivimos en un mundo donde es común entregar nuestra libertad a otros: políticos, trabajos, parejas… Y lo hacemos de una manera silenciosa, casi inconsciente. Dejamos que tomen las decisiones por nosotros, que determinen cómo vivir, a qué aspirar y hasta cómo sentirnos.
Pero la verdadera libertad solo existe cuando tomamos responsabilidad por nuestra vida.
- Cuando decidimos que nuestro futuro no depende de quién gobierna, sino de las acciones que tomamos cada día.
- Cuando entendemos que un trabajo no define nuestro valor, sino el propósito que le damos.
- Cuando aceptamos que nuestra felicidad no es tarea de nuestra pareja, sino un reflejo de cómo nos cuidamos y amamos a nosotros mismos.
Ser responsable no es una carga, es el camino a la libertad. Es decirnos a nosotros mismos: «Pase lo que pase afuera, yo soy el dueño de mi vida».
No se trata de que el mundo no nos afecte, sino de no vivir como prisioneros de las circunstancias o las decisiones ajenas.
La libertad empieza cuando nos hacemos responsables de lo que pensamos, sentimos y hacemos.
Beatriz Gomáriz para Busco un cambio